El azúcar es malo (… y como combatirlo más allá de la Stevia)

Ya se los he dicho muchas veces ¿cierto? Bueno, para muchas personas oír que algo es malo no es suficiente. Y para muchas otras oír las razones de por qué algo es malo… tampoco es suficiente. En general tenemos la costumbre de justificar nuestros hábitos de alimentación con argumentos del tipo “tengo toda la vida haciéndolo y no he muerto” o “el cuerpo puede manejarlo”. Cierto es que nuestros cuerpos tienen una sorprendente habilidad de metabolizar todos los disparates que le metemos cada día y no caer hechos nada en el momento pero ¿por qué obviamos por completo el efecto de “largo plazo”? ¿Por qué esperar a enfermarnos cuando podríamos tener un enfoque más bien de prevención? (Y por cierto, que puedas estar toda tu vida con un mal hábito y no morirte, no significa que no se vaya a reflejar en la salud de tus hijos… si quieres saber de que hablo, investiga un poco sobre la epigenética).

"Trata tu propio cuerpo como tratarías el cuerpo de tu futura hija" Fuente de la imagen: Fighting Tinspoo

«Trata tu propio cuerpo como tratarías el cuerpo de tu futura hija» Fuente de la imagen: Fighting Tinspoo

Hoy estoy algo existencialista, así que trataré de controlar un poco mis ánimos e ir directo al grano: el azúcar es malo. No tienes que seguir leyéndome, simplemente abre Google y busca “azucar salud” o cualquier otro término parecido, y encontrarás decenas y decenas de artículos, noticias y toda clase de publicaciones (unas más amarillistas que otras) sobre distintos efectos nocivos del dulce veneno. ¡En serio! Hay hasta listas del tipo “127 razones para no comer azúcar”, “7 razones por que el azúcar es mala”, “14 razones para consumir menos azúcar”, o “143 razones por las cuales el azúcar arruina su salud”.

Sea cual sea el caso, lo cierto es que el azúcar cuando menos es un buen paquete de calorías vacías que no aportan absolutamente nada al organismo más que eso: calorías que se metabolizarán y se guardarán en forma de grasa en el cuerpo (¿Bajar de peso? ¿Alguien?). En todo caso hay que tener en cuenta que cada cosa que ingieres, exige un trabajo de tu cuerpo para metabolizarlo, lo cual implica el uso de enzimas o la producción de hormonas… o sea, para metabolizar basura (y con esto no me refiero solamente al azúcar), usas los nutrientes y energía de tu cuerpo que por seguro tendrían mejor utilidad en otras cosas como rendir mejor en tu trabajo o estudios…

En el caso extremo el azúcar se nos presenta literalmente como un veneno (Si cuentas con hora y media libre y quieres ver más en este orden de ideas y entiendes inglés, puedes ver la conferencia “Sugar: the bitter truth”) en Youtube. Si profundizas un poco sobre el tema encontrarás que demasiada azúcar afecta la memoria y el aprendizaje (Fuente), contribuye al desarrollo de tumores y cáncer (Fuente); propicia el desarrollo de diabetes; afecta la función del sistema inmune; afecta la fertilidad; daña la estructura de colágeno de la piel favoreciendo la aparición de arrugas; favorece la hipertensión y afecciones cardiacas; afecta las funciones del páncreas y del hígado; propicia la obesidad; genera resistencia a la insulina en el feto; genera cierta dependencia (algunos dicen que el azúcar es tan adictiva como la cocaína); favorece la preclamsia en las mujeres embarazadas… Sigue leyendo

¿Vida natural? Esto es un paso a la vez….

Muchas cosas han pasado en lo que va de enero: he cocinado varias recetas a base de carne y pollo por primera vez en mi vida adulta (Ah sí, ya no soy vegetariana… sé que más de un amigo apretará los dientes cuando se entere y en algún momento espero poder publicar el por qué, después de 5 años de intachable vegetarianismo, deje de ser «vegetariana», pero ya que ese no es el foco de este post les cuento la versión corta: mi salud es primero. No lo malinterpreten: abogo por un consumo consiente de absolutamente TODO…. y esto no te evade de comer verduras… ¡MUCHAS VERDURAS!, independientemente de con qué las acompañes.)

Coma más pollo

Por otro lado, me he dado espacio para reflexionar sobre mi apresurada carrera en este cuento de “vida natural” (me gusta más como lo hablan en inglés: “natural living”, “real whole food”… en español suena raro: “vida natural” “comida de verdad”… en fin…). Soy de esas que siempre han tenido una inclinación nata hacia “lo natural”, viéndolo como una alternativa mucho más lógica de consumo (quería decir una alternativa “más sana” para no sonar discriminatoria, pero la verdad es que para mí ha sido siempre lo más lógico a elegir: las cosas lo más cercanas a su estado original). A pesar de mi interés instintivo en el tema, creo que mi interés casi obsesivo se desencadenó un día en que buscaba “protectores solares naturales” y me encontré con Katie, quien se convertiría en mi bloguera favorita casi instantáneamente y mantiene el título al sol de hoy.

Blog de Katie: Kitchen Stewardship

Era un domingo, y de ver un post sumamente bien elaborado e informativo sobre los protectores solares, marcas recomendadas, alternativas naturales (aceite de coco si te estás preguntando) pasé a ver de todo: como los plásticos no solamente son súper nocivos para el medio ambiente (lo cual todos sabemos hace rato) sino que son horribles para nuestra salud (un compuesto llamado bisfenol 5 se “cuela” de los plásticos a las comidas y bebidas que contienen, y al entrar en nuestros cuerpos actúa como disruptor hormonal “feminizando” a los hombres, afectando la fertilidad, y otras cositas más); como el aluminio está relacionado con una mayor probabilidad de desarrollar Alzeimer (y todos los desodorantes del supermercado lo contienen); como a cosas tan básicas como el queso parmesano rallado le echan de cuanto disparate simplemente para mantenerlo suelto, sin que se pegue; como muchas veces creemos que compramos algo tan simple como “jamón” y al ver la etiqueta te das cuenta que tiene hasta harina de trigo (por no mencionar la soya – transgénica, cancerígena -, las grasas vegetales – malas para la salud cardiovascular, cancerígenas-, y nitritos – cáncer en polvo- 😛 )…

En fin, ese domingo fue una especie de epifanía y Sigue leyendo

Cuida tu colon integrando estos consejos en tu estilo de vida:

Se me cae la cara de la pena por pasar tanto tiempo si asomarme por acá 😦 Ganas me sobran, pero eso de que el tiempo es uno de los recursos más preciados… ¿Nadie vende un par de horas? 😀

Pero bueno, continuando con la línea anterior sobre el colon, les cuento que después del último post he leído bastante sobre el tema. Empecé con «Salud por lo alimento» del Dr. Jorge Pamplona, un libro que uso frecuentemente en busca de datos concretos sobre los beneficios de ciertos alimentos.

Luego seguí con un libro muy popular y recomendado en la blogosfera: «GAPLibro GAPSS: Guts and Psycology Syndrome” (El síndrome del instetino y la psicología GAPS, en Español) de la doctora Natasha Campbell-McBride MD (MMedSci[neurologí], MMedSci[nutrición]). Decir que me ha encantado es poco. El libro muestra de una manera bien clara (y creo que amena) como funciona el coloncomo las bacterias que viven en él en perfecta armonía, contribuyen con nuestra adecuada nutrición y buena salud; como un desbalance en la flora intestinal (causado por muchas cosas: desde estres hasta antibióticos) puede generarnos problemas de salud; como nuestra forma de alimentarnos incide de manera fuerte en nuestra salud intestinal; etc. La autora enfoca el libro en la relación que hay entre una mala salud intestinal y problemas de comportamiento (autismo) o esquizofrenia, y como la dieta GAPS ha demostrado tener excelentes efectos en estos pacientes. En fin, recomiendo el libro 100% tanto para las personas con un familiar autista o esquizofrenico, como para cualquier persona que tenga alguna enfermedad autoinmune, problemas en los intestinos o simplemente sospeche que podría sentirse mucho mejor con un cambio de dieta.

Como quería conocer más de la dieta GAPS, continue con el libro de Elaine Gottschall, “Breaking the vicious cycle: intestintal health through diet” (Rompiendo el círculo vicioso: salud intestinal a través de la dieta).

Y eso explica porque el poquísimo tiempo libre que he tenido, no se ha manifestado en el blog 😦 Pero una vez empecé a leerlos no quise publicar más nada relacionado con el tema del colon hasta no tener un mayor entendimiento de esto.

Y para no hacerles el cuento más largo… Sigue leyendo