{Receta rápida para cocinar muslitos y alitas de pollo deliciosos}

Siguiendo con la serie de recetas rápidas que desencadenó este post, hoy les comparto una de mis recetas rápidas favoritas para el pollo.

En un sentido no es rápida porque el tiempo que dura el pollo en la estufa es medio largo (aproximadamente 1 hora), pero no lo sufro porque solo es preparar los ingredientes, dejarlos en la olla y volver cuando esté listo 😉

Ingredientes:

• Alitas y/o muslitos de pollo
• Limón o vinagre (para lavar el pollo)
• 1 ó 1/2 Pimentón rojo
• 1 cebolla mediana
• 3 o 4 dientes de ajo
• 1 cdta. de comino
• 1 cdta. de cúrcuma (la uso para darle un poco de color)
• 1 cdta. de orégano
• 1 cdta. de gengibre en polvo
• Sal y Pimienta al gusto
• 1/2 Taza de agua (aproximadamente)

Preparación

1. Deja las partes de pollo en remojo en agua con zumo de limón o vinagre mientras preparas la salsa (según mis tías, es para cortarle el olor feo del pollo; según otras fuentes, esto propicia que se liberen más nutrientes de los huesos).

2. Coloca el resto de los ingredientes en la licuadora y haz un «jugo» (el agua es opcional. Si decides usarla la salsa tardará más tiempo en consumirse en la estufa. Si decides no usarla, la licuada será un poquitín más complicada).

3. Enjuaga el pollo y colocalo en una olla con el jugo de verduras.

4. Tapa la olla y déjalo a fuego medio hasta que esté listo (a mí me toma 1 hora hasta que el líquido se consuma lo suficiente, aunque el pollo queda listo antes. Puedes jugar con un fuego más alto o menos agua si quieres disminuir el tiempo en la estufa -¡Y te sorprenderás de la cantidad de grasa que libera!-).

Puede ser necesario que lo muevas un poco a los 15 minutos para que todas las piezas cojan bien la salsa.

¡Y listo! Me ENCANTA acompañarlo con puré de plátano maduro y ensalada de lechugas o remolacha, aunque bien puede ir con alimentos como arroz y yuca. 

Sugerencias

Los alimentos congelados deben comerse rapidamente cuando se descongelan (es una mala práctica en términos de nutrientes congelar algo, descongelarlo, congelarlo otra vez y volver a descongelarlo para comerlo). Pero si compras el pollo fresco puedes congelar algunas porciones (si quedan suficientes, claro) para un almuerzo rápido en los días siguientes.

Si decides hacerlo, congela las porciones suficientes para un almuerzo por separado, en un solo contenedor. Así no tendrás inconvenientes al momento de descongelar lo que necesites.